José Miró Cardona es mi bisabuelo. Lamentablemente, no tuve el placer de conocerle en persona pero gracias a la maravillosa y valiente familia de la que provengo, sus hazañas y todos sus meritos viven en mi como si día a día compartiera con su persona.
Es increíble lo que la vida puede cambiar en un segundo y eso, con los años, mi orgullosa familia cubana lo ha comprobado.
De todo lo arriesgado, de todo lo superado, de todo lo sufrido… no me voy a poner hablar. No tanto por el factor de la privacidad. Es más porque las circunstancias de seguir luchando están presente. Porque la esperanza de que el cambio positivo para la tierra de mis raíces pronto llegará.
Porque todo ese combate para una ciudadanía libre no ha sido en vano. Porque todo lo que sube, tiene que caer.
Durante toda mi vida, uno de mis grandes sueños era ver a mis cuatro abuelos retornar a su isla cuando ésta manifestase una bandera libre. Hace tres años, la visión de ese sueño se me desbarató cuando por razones que todavía juzgo, Diosito se llevó a uno de ellos para que le hiciese compañía.
La ilusión la mantengo. La conservo por mis cuatros abuelos, por mis padres, por mis tíos… por mis bisabuelos. Por ese excelentísimo primer ministro que junto a mi abuelo (quién todavía ampara dicha acción) dedicó su vida a su Patria la cual considero como mi otro escudo de nación.
La revista estadounidense Time ha puesto a disposición del público cibernético la colección de sus publicaciones a lo largo de la historia. En el espacio, se incluye la edición número XVIII del 28 de abril del 1961 en la que Miró Cardona adorna la portada.
Orgullo, mucho orgullo por mi familia. El sueño se cumplirá. La burbuja del desastre se romperá y la ilusión y las sonrisas volverán a los mares de la Caridad.
Eso, lo prometo.