“Me gustan las palabras. Me gusta bajar por la mañana a
comprarlas y elegirlas, una a una, como si fueran albaricoques maduros.
Nunca se sabe qué palabras van a necesitarse a lo largo del
día. Nunca se sabe cuáles sacar de casa en la mochila, o llevar en la maleta,
de viaje. Cuántos adjetivos blanco, oloroso, fértil, cuántos verbos y cómo
conjugarlos: te quiero, conduzco, abriendo, he estado, supuse… Cuántos
artículos indefinidos. Cuántas preposiciones. Me gustan las palabras. Me gusta
atesorarlas, pero también dejarlas escapar, a veces, como si no fueran mías”
Extracto de Mario Merlino.
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