lunes, 28 de julio de 2014

Sobre el tiempo, el amor y el impacto.

No soy de repetir películas. Es algo muy extraño que no sé exactamente explicar el motivo. Tengo un mecanismo de defensa natural que hace que rechace ver películas más de una vez, al menos de que sea una que me impacte profundamente de emociones.

La huella puede ser de felicidad, alegría, tristeza, horror, trauma. Las posibilidades son muchas como cualquiera.  Lo importante es que es lo único que hace permisible que haya una segunda vez entre la reproducción fílmica y yo.

Comoquiera, ni tan fácil es pasar esta prueba bizarra que me caracteriza. Aunque me haya gustado la cinta, a veces tienen que pasar meses para que sienta que la puedo volver y disfrutarla.

Para ser justos, el listado de las películas que pasan la “Nata-prueba” no es tan largo, pero  tampoco es corto. Hay algunas entregas que sencillamente ni esfuerzos necesitan. Lo logran naturalmente.

De modo reciente, me ha pasado un enganche muy peculiar, de los que rara vez me pasa y por eso lo comparto. Porque ojala sea tan especial e inesperado como se ha convertido ver la película.

“About time”, es una producción británica del 2013 escrita y dirigida por Richard Curtis, creador también del maravillo regalo “Love Actually” (orgullosamente parte del listado Repetición).

Curtis se ha ganado mi admiración por algo muy especial que no tiene que ver con toda la parte técnica que suma mucho a las películas. El artista tiene un don que aprecio enormemente porque ya casi nadie recuerda su valor: expresar el amor en todas sus formas.

Comparto el tráiler de la película para dar referencia. Pero recomiendo que no lo vean, que se regalen la oportunidad de entrar a un mundo sensible y emotivo sin expectativas, sin tener ni idea de lo que espera.
Al final, eso es la vida. Un tiempo que tratamos de controlar cuando él va a su propio destino con fe y enseñando lo que realmente importa.

“About time” no sólo entro a la lista. La termino de ver y me quedo con ganas de empezarla otra vez sin pensarlo.

Enjoy it,


Nota: Solo por si acaso, busqué el tráiler que menos delate :) 

martes, 15 de julio de 2014

El amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.

"Los cuentos sirven para dormir a los niños y despertar a los adultos".-

La fábula la conozco desde que era niña. Creo que es de las primeras lecturas que me inspiraron a seguir conociendo la magia de las letras y los sentimientos. Todavía lo leo de vez en cuando y con el paso de los años, su enseñanza cobra más sentido.

El autor es desconocido. Lo que escribe -  todos lo vivimos en algún momento. 
...

Una vez, hace muchos siglos, se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos, emociones y cualidades de los hombres. Cuando el aburrimiento había bostezado por tercera vez, la locura, como siempre tan loca, les propuso:

-¿Les gustaría jugar al escondite?


La 
intriga levantó la ceja algo atenta y la curiosidad sin poder contenerse preguntó: 

-¿Al escondite? ¿Y cómo es eso?


- Es un juego,  en que yo me tapo la cara y ustedes se esconden. Cuando yo haya terminado de contar, el primero que yo encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego - explicó la locura.

El entusiasmo bailó seguido por la euforia. La alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda, e incluso a la apatía a la que nunca le interesaba nada.

Pero no todos quisieron participar. La verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué?, si al final siempre la hallaban. Y la soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el fondo, lo que le molestaba era que la idea no hubiese salido de ella). La cobardía prefirió no arriesgarse.

“Uno, dos, tres...”, comenzó a contar la locura. La primera en esconderse fue la pereza, que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La fe subió al cielo, y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir hasta la copa del árbol más alto.

La generosidad casi no alcanza a esconderse. Cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos. ¿Que si un lago cristalino? Ideal para la belleza. ¿Que si la hendidura de un árbol? Perfecta para la timidez. ¿Que si el vuelo de la mariposa? Lo mejor para la voluptuosidad. ¿Que si la ráfaga del viento? Magnífica para la libertad. Así terminó ocultándose tras un rayito de sol.

El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio. Ventilado, cómodo... pero sólo para él.

La mentira se escondió en el fondo de los océanos (¡falso! en realidad se ocultó detrás del arcoíris); y la pasión y el deseo, en el centro de los volcanes. El olvido...  no recordó esconderse.

Cuando la locura ya iba finalizando de contar, el amor aún no había encontrado un sitio para esconderse, pues todos estaban ocupados... hasta que divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores. 

“¡Un millón!” – gritó la locura, y comenzó a buscar. Primero encontró a la pereza, a sólo tres pasos de una piedra. Después escuchó a la fe. A la pasión y el deseo los sintió en el vibrar de los volcanes.

En un descuido, encontró a la envidia y, claro, pudo deducir dónde estaba el triunfo... Al egoísmo no tuvo ni que buscarlo: él solo salió disparado de su escondite que resultó ser un nido de avispas.

De tanto caminar, sintió sed y cerca del lago, descubrió a la belleza. 
Con la duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca, sin decidir todavía en qué lado esconderse. 

Así fue encontrando a todos. Al talento, entre la hierba fresca; a la angustia, en una oscura cueva; a la mentira, detrás del arcoíris... (¡falso! Si estaba en el fondo del océano). Y hasta al olvido... que ya se había olvidado que estaba jugando a las escondidas. Sólo el amor no aparecía por ningún sitio.

La locura buscó detrás de cada árbol, en cada arroyo del planeta, en la cima de las montañas y, cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal. Tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando, de pronto, un doloroso grito se escuchó.

Las espinas habían herido los ojos del amor. La locura no sabía qué hacer para disculparse: lloró, rogó, imploró, pidió perdón, y prometió ser su lazarillo.

Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la tierra... el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.
Autor desconocido.

jueves, 3 de julio de 2014

El tiempo.

“Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano y encadenar un alma.

Y uno aprende que el amor no significa acostarse,
y que una compañía no significa seguridad,
y uno empieza a aprender

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas,
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta
y los ojos abiertos,
y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes
y los futuros tienen su forma de caerse por la mitad.

Y uno aprende que si es demasiado
hasta el calor del sol puede quemar.

Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma,
en lugar de que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno es realmente fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende… y así cada día.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien
porque te ofrece un buen futuro,
significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz
de amarte con tus defectos y sin pretender cambiarte
puede brindarte toda la felicidad.

Con el tiempo aprendes que si estás con una persona
sólo por acompañar tu soledad,
irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo aprendes que los verdaderos amigos son contados
y quien no lucha por ellos, tarde o temprano,
se verá rodeado sólo de falsas amistades.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en momentos de ira
siguen hiriendo durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace,
pero perdonar es atributo sólo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente es muy probable que la amistad nunca sea igual.

Con el tiempo te das cuenta que aun siendo feliz con tus amigos,
lloras por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida,
con cada persona, es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta que el que humilla
o desprecia a un ser humano, tarde o temprano
sufrirá multiplicadas las mismas humillaciones o desprecios.

Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy,
porque el sendero del mañana no existe.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas y forzarlas a que pasen ocasiona que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro,
sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado,
añorarás a los que se marcharon.

Con el tiempo aprenderás a perdonar o pedir perdón,
decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas,
decir que quieres ser amigo, pues ante una tumba, ya no tiene sentido.


Des-afortunadamente, sólo con el tiempo…”


Autor no determinado.-

Bienvenido a mi burbuja ¿Traes contigo una aguja?