miércoles, 14 de mayo de 2014

Una burbuja para Costa Rica

UN NUEVO PRESIDENTE: PARA APRENDER Y ENSEÑAR

El profesor de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de Costa Rica recibirá más estudiantes para guiar su camino. El aproximado de participantes se acerca a cinco millones de alumnos. Todos tienen en común que son la población que le toca gobernar.
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El relato inicia en la zona de Montes de Oca en San José, Costa Rica. Es ahí donde Luís Guillermo Solís Rivera ha formado su historia, la que en el presente adquiere una nueva dimensión que marcará su propio camino y el del país que le vio nacer.

Con una victoria que le ha otorgado el 78% de los votos en las elecciones presidenciales, el historiador costarricense de 56 de años de edad será el nuevo gobernante de la nación centroamericana.

Su objetivo es ofrecer una mejor administración a Costa Rica. Su estrategia es cumplir la meta a través de los valores en los que fue educado por su familia de clase media de la que tanto aprendió y que tomó de ejemplo para posterior enseñar a jóvenes universitarios.

Desde pequeño, sus ideales se marcaban por el porvenir social. En sus datos biográficos ha contado que de niño soñaba con ser policía. Aunque con los años, la fantasía de convertirse en agente de seguridad tomó un giro que le llevó a estudiar historia como profesión, su propósito de trabajar a favor del cuidado de su país se mantuvo intacto. Y es así, que con la edad de 22 años, empieza a dar clases como profesor en la Universidad de Costa Rica.

Ya van más de 30 años dedicados a la labor de ilustrar el camino de las generaciones del mañana. Ahora, desde el próximo 8 de mayo, el querido maestro de la asignatura de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de Costa Rica, recibirá más estudiantes para guiar su camino. El aproximado de participantes se acerca a cinco millones de alumnos. Y todos tienen en común que son la población que le toca gobernar.

Es probable que al momento en que Solís Rivera emprendió su camino como catedrático, no imaginara que se convertiría en presidente de Costa Rica.

Explica que ha sido un proceso de años en los que siempre se ha sentido unido a la estructura política. A pesar de la trayectoria, en ocasiones se siente que ha sido en un abrir y cerrar de ojos cuando amigos cercanos le motivaron para la postulación de su candidatura.

El educador considera que todo ha sido muy rápido, a un punto que en ocasiones ni se lo cree. Y es que precisamente las cosas significativas de la vida se sienten fugaces y profundas.

Para el presidente electo de Costa Rica, la palabra amor y todo el peso que le repercute, está directamente relacionada con sus seis hijos. Tan sólo mencionar sus nombres y la semblanza se le ilumina. Son su orgullo, su inspiración, su ejemplo, su alegría. Su motivo para levantarse cada día y dar lo mejor de si mismo.

El amor para Solís Rivera también abarca complicidad. Su resguardo sentimental descansa en su compañera, la española Mercedes Peñas, quien además de ser su apoyo, trabaja a favor del desarrollo local en Costa Rica.

En el despacho del académico se encuentra un folio en blanco en espera de ser escrito. El tema protagónico será el nuevo reto que emprende un hombre apasionado por la lectura, la honestidad, la justicia y que además disfruta comer frutas.

El presente le regala a Solís Rivera una familia extendida, un aula de enseñanza más amplia y un mayor número de espectadores que en sus miradas expresan esperanza.

Tal como dicta la popular estrofa del canto latinoamericano: ¡A la clase! que ya es hora de empezar nuestra labor. El tiempo irá indicando la calificación que obtendrá el profesor convertido en presidente.-

Redacción de crónica ® NMQ 2014
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