UN NUEVO PRESIDENTE: PARA APRENDER Y ENSEÑAR
El profesor de Política y Relaciones Internacionales de la
Universidad de Costa Rica recibirá más estudiantes para guiar su camino. El
aproximado de participantes se acerca a cinco millones de alumnos. Todos tienen
en común que son la población que le toca gobernar.
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El relato inicia en la zona de Montes de Oca en San José,
Costa Rica. Es ahí donde Luís Guillermo Solís Rivera ha formado su historia, la
que en el presente adquiere una nueva dimensión que marcará su propio camino y
el del país que le vio nacer.
Con una victoria que le ha otorgado el 78% de los votos en
las elecciones presidenciales, el historiador costarricense de 56 de años de
edad será el nuevo gobernante de la nación centroamericana.
Su objetivo es ofrecer una mejor administración a Costa
Rica. Su estrategia es cumplir la meta a través de los valores en los que fue
educado por su familia de clase media de la que tanto aprendió y que tomó de
ejemplo para posterior enseñar a jóvenes universitarios.
Desde pequeño, sus ideales se marcaban por el porvenir
social. En sus datos biográficos ha contado que de niño soñaba con ser policía.
Aunque con los años, la fantasía de convertirse en agente de seguridad tomó un
giro que le llevó a estudiar historia como profesión, su propósito de trabajar
a favor del cuidado de su país se mantuvo intacto. Y es así, que con la edad de
22 años, empieza a dar clases como profesor en la Universidad de Costa Rica.
Ya van más de 30 años dedicados a la labor de ilustrar el
camino de las generaciones del mañana. Ahora, desde el próximo 8 de mayo, el
querido maestro de la asignatura de Política y Relaciones Internacionales de la
Universidad de Costa Rica, recibirá más estudiantes para guiar su camino. El aproximado
de participantes se acerca a cinco millones de alumnos. Y todos tienen en común
que son la población que le toca gobernar.
Es probable que al momento en que Solís Rivera emprendió su
camino como catedrático, no imaginara que se convertiría en presidente de Costa
Rica.
Explica que ha sido un proceso de años en los que siempre se
ha sentido unido a la estructura política. A pesar de la trayectoria, en
ocasiones se siente que ha sido en un abrir y cerrar de ojos cuando amigos
cercanos le motivaron para la postulación de su candidatura.
El educador considera que todo ha sido muy rápido, a un
punto que en ocasiones ni se lo cree. Y es que precisamente las cosas
significativas de la vida se sienten fugaces y profundas.
Para el presidente electo de Costa Rica, la palabra amor y
todo el peso que le repercute, está directamente relacionada con sus seis
hijos. Tan sólo mencionar sus nombres y la semblanza se le ilumina. Son su
orgullo, su inspiración, su ejemplo, su alegría. Su motivo para levantarse cada
día y dar lo mejor de si mismo.
El amor para Solís Rivera también abarca complicidad. Su
resguardo sentimental descansa en su compañera, la española Mercedes Peñas,
quien además de ser su apoyo, trabaja a favor del desarrollo local en Costa
Rica.
En el despacho del académico se encuentra un folio en blanco
en espera de ser escrito. El tema protagónico será el nuevo reto que emprende
un hombre apasionado por la lectura, la honestidad, la justicia y que además
disfruta comer frutas.
El presente le regala a Solís Rivera una familia extendida,
un aula de enseñanza más amplia y un mayor número de espectadores que en sus
miradas expresan esperanza.
Redacción de crónica ® NMQ 2014
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