¡Qué calor, qué calor tengo!
Consejos para ganarle la guerra a las altas temperaturas.
Hay tantas maneras de relacionar al calor. Desde el punto de vista psicológico, es un tema que preocupa cuando se convierte en una obsesión. En términos de higiene, intimida cuando se lucha con el exceso de sudor. Se ve de forma divertida, cuando se viste de anglosajón y populariza frases que hasta se cantan, tal como “That’s hot!”. Pero es a partir de una perspectiva ecológica – enfoque más alarmante de todos – que el sistema temperamental revela su lado menos amable. El mejor ejemplo de esto lo presenta el calentamiento global, fenómeno ambiental que sostiene un crecimiento elevado de calor alrededor de todo el contexto territorial.
Sin importar la cantidad de variables teóricas por la que se analice al calor, las conclusiones indicarán que de manera directa o indirectamente, la forma de energía más popular de la materia, conserva un poder temible sobre los humanos y su contorno, el cual amenaza de llegar al extremo, de ser inmanejable. Por ser un país de clima tropical, la población dominicana está familiarizada con los efectos agotadores que el señor calor despliega en su caminar. No obstante, es en el período estacional de verano que la nación – junto al resto del hemisferio norte – enfrenta los niveles más elevados de temperatura.
A partir de dicho curso meteorológico, progresa en la persona el sentimiento de sequedad, dificultad para respirar y más triste aún, la posibilidad de que la humedad no te permita mostrar un “look” de conformidad. Lamentablemente, es una realidad calurosa con la que se tiene que convivir. Lo fundamental de la situación es que muchas veces, por no estar informados de las particularidades de la modalidad, se ignora que es el individuo, como persona y habitante de la tierra, quién tiene la función de cuidar el hábitat.
Ejercita las siguientes ideas basadas en diversas maneras de combatir la fuerza térmica. Algunas serán por un bien personal. La mayoría, en beneficio a la comunidad mundial.
• Haz del agua tu bebida favorita.
Pauta válida en primavera, verano, otoño e invierno. Mantener tu cuerpo limpio y estable no es una excusa. Es una necesidad. En las épocas calurosas, se recomienda aumentar el consumo del líquido (aún cuando no tengas sed) para así impedir una deshidratación.
• Evita estar “in” con tu amigo, el sol.
¿Qué quieres llegar al otoño con un bronceado espectacular? Usa SIEMPRE protector solar. En cualquier momento del año, un contacto fijo con los rayos ultravioletas es arriesgado. Imagina entonces cuan más daño pueden afectar en los meses del verano. Sino quieres sufrir una “INsolación”, olvídate del chaise longue, el aceite y las horas del mediodía hasta el intervalo de la tarde.
• Deja para ahorita, lo del medio día.
Cuando el reloj marque la “hora pico”, en la que el sol se prende como un fosforito, traza una pausa de relajación. Reserva aquellas actividades que exigen mayor esfuerzo físico para un horario de temperatura más agradable. ¿Quién diría que existe el pretexto adecuado para hacer las cosas un poco después?
• Aprecia el aire “acondisoplado” igual que al acondicionado.
Ninguna otra época como la veraniega, justifica el uso perpetuo del sistema de refrigeración. Aunque se entiende que la técnica facilita confort, representa un alto derroche de energía. Abre paso a la concentración de oxigeno natural que lugares con sombras y espacios abiertos, permiten disfrutar.
• Crea una pasarela de comodidad.
Si bien, una pieza de color negro siempre encaja, en esta temporada dile brevemente adiós. Recurre a tonalidades que provoquen emociones positivas. Exhibe atuendos ligeros y casuales, con los cuales sientas una esencia de tranquilidad. No olvides agregar para ciertas ocasiones sombreros y sombrillas, que además de proteger tu piel, reflejan el lado divertido de la vida.
• Mantén tu reserva para casos 911.
Las altas temperaturas son de gran riesgo para la salud. Si empiezas a tener síntomas de mareo, nauseas, insuficiencia cardiaca, jaqueca y relacionados consulta inmediatamente a un profesional. También, un botiquín de medicina nunca está demás. Ten disponible el conjunto de medicamentos y utensilios farmacéuticos para primeros auxilios tales como analgésicos, alcohol etílico, yodo y algodón. Colócalos en un lugar con temple agradable ya que un exceso de calor, puede alterar su complexión funcional.
• Revive la infancia a través de un chapuzón.
El agua es el mejor recurso para renovar fuerzas y se puede disfrutar con mucha variedad. En el mar, deja que las olas se lleven cualquier incomodidad. Esparce la buena vibra mientras te refrescas en una piscina. Desde tu casa, un baño de agua fría, bolsas de hielo y toallas humedecidas ayudarán. Evita el uso constante de agua térmica que además de no convenir por el clima, es más gasto de energía. Disfruta del agua pero también cuídala. No dejes abierta la llave de paso por tiempo innecesario.
• Controla la abundancia de tu paladar.
No mezcles comidas espesas con el ambiente de calor. Los alimentos de mucho peso y altos en sal pueden causar una mala digestión. Mantén un margen de consumo alcohólico ya que un exceso puede derivar más posibilidades de una deshidratación.
Consejos para ganarle la guerra a las altas temperaturas.
Hay tantas maneras de relacionar al calor. Desde el punto de vista psicológico, es un tema que preocupa cuando se convierte en una obsesión. En términos de higiene, intimida cuando se lucha con el exceso de sudor. Se ve de forma divertida, cuando se viste de anglosajón y populariza frases que hasta se cantan, tal como “That’s hot!”. Pero es a partir de una perspectiva ecológica – enfoque más alarmante de todos – que el sistema temperamental revela su lado menos amable. El mejor ejemplo de esto lo presenta el calentamiento global, fenómeno ambiental que sostiene un crecimiento elevado de calor alrededor de todo el contexto territorial.
Sin importar la cantidad de variables teóricas por la que se analice al calor, las conclusiones indicarán que de manera directa o indirectamente, la forma de energía más popular de la materia, conserva un poder temible sobre los humanos y su contorno, el cual amenaza de llegar al extremo, de ser inmanejable. Por ser un país de clima tropical, la población dominicana está familiarizada con los efectos agotadores que el señor calor despliega en su caminar. No obstante, es en el período estacional de verano que la nación – junto al resto del hemisferio norte – enfrenta los niveles más elevados de temperatura.
A partir de dicho curso meteorológico, progresa en la persona el sentimiento de sequedad, dificultad para respirar y más triste aún, la posibilidad de que la humedad no te permita mostrar un “look” de conformidad. Lamentablemente, es una realidad calurosa con la que se tiene que convivir. Lo fundamental de la situación es que muchas veces, por no estar informados de las particularidades de la modalidad, se ignora que es el individuo, como persona y habitante de la tierra, quién tiene la función de cuidar el hábitat.
Ejercita las siguientes ideas basadas en diversas maneras de combatir la fuerza térmica. Algunas serán por un bien personal. La mayoría, en beneficio a la comunidad mundial.
• Haz del agua tu bebida favorita.
Pauta válida en primavera, verano, otoño e invierno. Mantener tu cuerpo limpio y estable no es una excusa. Es una necesidad. En las épocas calurosas, se recomienda aumentar el consumo del líquido (aún cuando no tengas sed) para así impedir una deshidratación.
• Evita estar “in” con tu amigo, el sol.
¿Qué quieres llegar al otoño con un bronceado espectacular? Usa SIEMPRE protector solar. En cualquier momento del año, un contacto fijo con los rayos ultravioletas es arriesgado. Imagina entonces cuan más daño pueden afectar en los meses del verano. Sino quieres sufrir una “INsolación”, olvídate del chaise longue, el aceite y las horas del mediodía hasta el intervalo de la tarde.
• Deja para ahorita, lo del medio día.
Cuando el reloj marque la “hora pico”, en la que el sol se prende como un fosforito, traza una pausa de relajación. Reserva aquellas actividades que exigen mayor esfuerzo físico para un horario de temperatura más agradable. ¿Quién diría que existe el pretexto adecuado para hacer las cosas un poco después?
• Aprecia el aire “acondisoplado” igual que al acondicionado.
Ninguna otra época como la veraniega, justifica el uso perpetuo del sistema de refrigeración. Aunque se entiende que la técnica facilita confort, representa un alto derroche de energía. Abre paso a la concentración de oxigeno natural que lugares con sombras y espacios abiertos, permiten disfrutar.
• Crea una pasarela de comodidad.
Si bien, una pieza de color negro siempre encaja, en esta temporada dile brevemente adiós. Recurre a tonalidades que provoquen emociones positivas. Exhibe atuendos ligeros y casuales, con los cuales sientas una esencia de tranquilidad. No olvides agregar para ciertas ocasiones sombreros y sombrillas, que además de proteger tu piel, reflejan el lado divertido de la vida.
• Mantén tu reserva para casos 911.
Las altas temperaturas son de gran riesgo para la salud. Si empiezas a tener síntomas de mareo, nauseas, insuficiencia cardiaca, jaqueca y relacionados consulta inmediatamente a un profesional. También, un botiquín de medicina nunca está demás. Ten disponible el conjunto de medicamentos y utensilios farmacéuticos para primeros auxilios tales como analgésicos, alcohol etílico, yodo y algodón. Colócalos en un lugar con temple agradable ya que un exceso de calor, puede alterar su complexión funcional.
• Revive la infancia a través de un chapuzón.
El agua es el mejor recurso para renovar fuerzas y se puede disfrutar con mucha variedad. En el mar, deja que las olas se lleven cualquier incomodidad. Esparce la buena vibra mientras te refrescas en una piscina. Desde tu casa, un baño de agua fría, bolsas de hielo y toallas humedecidas ayudarán. Evita el uso constante de agua térmica que además de no convenir por el clima, es más gasto de energía. Disfruta del agua pero también cuídala. No dejes abierta la llave de paso por tiempo innecesario.
• Controla la abundancia de tu paladar.
No mezcles comidas espesas con el ambiente de calor. Los alimentos de mucho peso y altos en sal pueden causar una mala digestión. Mantén un margen de consumo alcohólico ya que un exceso puede derivar más posibilidades de una deshidratación.
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