domingo, 6 de abril de 2008

El camino de lágrimas del alfiler

Una babosa y sus vivencias... La era de mi universidad.
En algún lugar del mundo, resido yo. Estudié Comunicación Social en una facultad cuyo nombre me voy a reservar. Mis trabajos para entregar solían ser escritos de mi creación; Algunos son temas libres. Otros especulaciones de mis maestros. Los mejores, los publico aquí, dando a conocer la materia, el tema a tocar y claro... para voltear la situación, comparto NO la nota de grado que obtuve pero sí MI evaluación sobre el profesor.

Materia: Redacción Periodística II.
Rango del Profesor@: Conocedor@ de la materia... medio loc@
Trabajo: Práctica de crónica
  • Rutina Infinita
Llega la noche en el quinto día de la semana. La temperatura multifacética de verano, que saluda con rocío y en minutos te despide con calor, pasea por las calles y avenidas de la ciudad Santo Domingo.

Rostros cansados desde los vehículos, las aceras y barandas se entrecruzan cada segundo. La semana ha finalizado. La rutina de trabajo queda en pausa por 48 horas.

Algunas personas se preparan con polvos y perfumes para inaugurar el fin de semana. Otras duermen, para evaporizar las horas acumuladas de tensión.

Para las once de la noche, las calles se encuentran iluminadas de halógeno. Los carros deportivos de jóvenes que no alcanza la mayoría de edad, se estremecen al recrear carreras de alta velocidad en las autopistas.

Mientras compiten y se deslizan a risotadas, no divisan a los semejantes que a su lado también celebran el fin de semana.


Con funda en mano, deambula una anciana de aspecto sucio y descalza. Su mirada está perdida en el infinito. Sus pasos son suaves y sin prisa; Ya se halla en su “hogar”, aquel que nunca abandona.

Sin demandar, extiende sus manos ennegrecidas hacia las ventanas de los carros. Generalmente, es ignorada. Aceleran el pedal para alejarse de la marginada, “total, si le doy dinero, se lo bebe”.

El tiempo transita paralelo a la temperatura y sus variantes simultáneos. La mujer mayor se despide del quinto día de la semana, el cual es igual que el primero o el último de la semana.
Sin importar que sea verano, invierno, otoño o primavera, cada día es su rutina. Pide amablemente limosnas con un vasito de cartón; Resiste el frío y el hambre. Enfrenta la soledad.

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