domingo, 6 de abril de 2008

El huevo frito y su inmunda burbuja

Una babosa y sus vivencias... La era de mi universidad.
En algún lugar del mundo, resido yo. Estudié Comunicación Social en una facultad cuyo nombre me voy a reservar. Mis trabajos para entregar solían ser escritos de mi creación; Algunos son temas libres. Otros especulaciones de mis maestros. Los mejores, los publico aquí, dando a conocer la materia, el tema a tocar y claro... para voltear la situación, comparto NO la nota de grado que obtuve pero sí MI evaluación sobre el profesor.

Materia: Ética Periodística.
Rango del Profesor@: Mmm... ¡Aprendí a valorar muchas moralejas!... eso siempre es bueno... Mmm
Trabajo: ¿Quién fue María Gargajos?
  • Investigación sobre Maria Gargajos
María Gargajos es aquel personaje del cuento que lavaba los huevos minuciosamente antes de echarlos a freír y que al momento de arrojarlos a la sartén, lanzaba un salivazo al aceite para comprobar si estaba éste lo suficientemente caliente como para cumplir con éxito su misión.

El anecdotario popular recoge la manía de una señora llamada María quien fregaba detallistamente el cascarón de los huevos de gallina antes de cocinarlos y luego escupía sobre el sartén para detectar cuándo estuviera a punto el aceite en que los freiría. A esa paradoja de excesiva meticulosidad por un lado y un asqueroso comportamiento por el otro es lo que se conoce como “los escrúpulos de María Gargajos”.

El famoso proverbio latinoamericano es utilizado cuando una persona planea un hecho o acción a la perfección pero cuando éste va llegando a la meta, es el responsable de estropearlo.

Muchos consideran que es falta de inteligencia y noción. Personalmente, lo explico recurriendo a otro lema bastante reconocido que dicta “lo que hace con las manos, lo desbarata con los pies”.

No vale emprender el desarrollo próvidamente, tratando de acoger hasta el mínimo detalle si en algún momento del trayecto, terminará injuriado. Muchas veces se deteriora en segundos lo que dura una eternidad y más triste es aún, que la mayoría de los que tienen el “complejo” de Maria Gargajos, están concientes y sus débiles cautelas menosprecian aquel factor que llaman dignidad.

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